Más allá del dolor



El dolor de la muerte
Es fabuloso ser positivo. También es fabuloso reconocer lo que se siente. La Naturaleza nos ha dado sentimientos para pasar por ciertas experiencias; negarlos, causa más dolor.
La muerte no es un fracaso, recuérdalo. Todos morimos, la muerte forma parte del proceso de la vida.

Cuando muere un ser querido, el proceso de aflicción dura como mínimo un año. Por lo tanto, tómate ese tiempo. Es muy difícil pasar por todos esos días de fiesta, las diferentes estaciones, las fechas especiales: los cumpleaños, el aniversario de boda, Navidad, etcétera, de modo que sé muy cariñoso contigo mismo y date permiso para afligirte y llorar. No hay ninguna regla para hacerlo, no te impongas ninguna.

También escorrecto enfadarse y ponerse histérico cuando alguien se muere. No se puede simular que no duele. Es necesario dar salida a los sentimientos. Permítete llorar. Mírate al espejo y gime:

«No es justo», o lo que sea que sientas. Déjalo salir, lo repito; de lo contrario, tecrearás problemas en tu cuerpo. Cuida de ti mismo lo mejor posible; ya sé queno es fácil, pero hazlo.

Los que trabajamos con personas enfermas de sida nos encontramos con que este proceso de aflicción se hace continuo. Lo mismo ocurre en tiempo de guerra. Hay demasiadas muertes para que nuestra sensibilidad pueda con ellos. Cuando todoesto me supera, acudo a personas muy amigas y me desahogo en arranques dehisteria. Fue mucho más fácil cuando murió mi madre. Pensé que era el final natural de su ciclo de noventa años.

Aunque sentí su muerte y lloré, no sentí la rabia y el furor que provocan la injusticia y la importunidad de la muerte de una persona joven. Las guerras y las epidemias producen una enorme frustración por su aparente injusticia.

Aunque el desahogo de la aflicción lleva su tiempo, a veces uno se siente como si estuvieraen un pozo sin fondo. Si continúas con tu aflicción pasados unos años, esoquiere decir que te estás revolcando en ella. Es necesario que perdones yliberes a la otra persona, así como a ti mismo. Es bueno recordar que noperdemos a nadie cuando muere alguien, puesto que esa persona jamás nos perteneció.

Si teresulta muy difícil superarlo, puedes hacer varias cosas. Antes que nada, tesugiero que medites en la persona que se ha ido. Fuera lo que fuese que esta persona creyera o hiciera cuando estaba viva, en el momento en que deja elplaneta, se levanta un velo y ella ve la vida con mucha claridad y nitidez. Demodo que las personas que han muerto ya no tienen los temores ni las creencias quetenían cuando estaban aquí. Si estás sufriendo mucho por la muerte de un serquerido, probablemente te dirá que no te preocupes porque todo está bien.

En tumeditación pídele que te ayude a pasar este período, y dile que le amas.

No tejuzgues por no haber estado con esa persona o no haber hecho lo suficiente por ella cuando estaba viva. Eso sólo aumenta la culpa y la pena. Algunas personas utilizan el tiempo de duelo como excusa para no continuar con su propia vida… ya veces les gustaría dejar el planeta también. La muerte de alguien a quien conocemos y amamos puede, asimismo, hacer aflorar nuestro propio miedo a la muerte.

Emplea el tiempo de duelo en hacer tu trabajo interior para liberar cosas que tienes dentro. La muerte de un ser querido hace aflorar mucha tristeza. Permítetesentirla. Necesitas llegar a un punto en donde te sientas lo suficientementeseguro para dejar aparecer viejos dolores. Si te permites dos o tres días dellanto, desaparecerá parte de tu tristeza y tu sentimiento de culpa. Si lonecesitas, busca un buen terapeuta o un grupo que te ayude a sentirte lo suficientemente a salvo para poder sacar fuera esas emociones. Otra sugerenciaes hacer afirmaciones como:

 «Te amo y te dejo libre. Tú estás libre y yoestoy libre».

En uno demis talleres había una mujer que tenía mucha dificultad para dejar salir larabia que sentía una tía que estaba muy enferma. Le aterraba pensar que su tíase iba a morir y ella no sería capaz de comunicarle lo que realmente sentíarespecto al pasado. No deseaba hablar con ella porque se sentía ahogada, bloqueada interiormente. Le sugerí que acudiera a un terapeuta porque en su caso el trabajo individual le iba a ser de mucha utilidad. Cuando estamos atascados en algún aspecto, pedir ayuda es un acto de amor por nosotros mismos.

Hay muchas clases de terapeutas en todas partes que tienen experiencia en estas situaciones. No es necesario que vayas durante mucho tiempo, unas pocas sesiones son suficientes para superar el período difícil. También hay grupos de apoyo para estos casos.

Podría resultarte útil acudir a uno de ellos porque te ayudarían a superar tu pena.

Extraído del libro: "El poder esta dentro de ti" ... Louise L. Hay

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